La adolescencia está marcada por una tarea fundamental: la búsqueda de la propia identidad, con preguntas como: ¿Quién soy? ¿A dónde voy?
Esta búsqueda que se extenderá más allá de la adolescencia se relaciona con comportamientos característicos de esta edad, como la asunción de compromisos con ideales que pueden ser políticos, religiosos, filosóficos, valóricos o personales, a los que adhieren con entusiasmo, algunos de los cuales pueden llegar a constituir un estilo de vida.
Así, la anhelada independencia no es tal, sólo que la dependencia pasa de los padres a sus hijos, impulsado por este afán de ser como los otros, o por simple curiosidad, en esta etapa se producen los primeros contactos con la bebida y el cigarrillo, y en algunos casos con la droga, lo que, si bien no implica que establezca una adicción a cualquiera de ellos, sí establece tal posibilidad.
Con frecuencia se aísla del grupo familiar, encerrándose en su habitación a escuchar música o hablar por teléfono por horas a veces tienden a responder con monosílabos o con un encogimiento de hombros y no se muestran dispuestos a entregar demasiada información a los adultos.
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